viernes, 23 de abril de 2010

El valor de la belleza

Ayer mi amigo Fernando puso en su perfil de Facebook “no puedo evitarlo ¡cómo me gusta quedar con gente wapa, agradable, limpia y encantadora! me alegran la pestaña y el ánimo” lo que suscitó un gran debate entre sus amigos. Por supuesto el tema da para mucho, qué es gente guapa (que es algo más que belleza,) gente guapa no siempre va con encantadora, etc, etc. Pero hoy no voy a profundizar tanto y me voy a quedar solo en la importancia de la belleza, sin debatir si conlleva o no más virtudes asociadas. Porque creo que hay mucha tendencia a que cuando se habla de belleza y para no ser tildado de superficial, acompañarlo siempre de otras virtudes, como si la belleza en si mismo no tuviese valor.


Supongo que sería absurdo decir que a mi me gustan las cosas bonitas. Eso esta claro. A todos nos gustan, lo que pasa es que a mi las cosas feas o simplemente vulgares me perturban lo suficiente como para hacerme modificar mis elecciones.

Yo crecí rodeada entre otras cosas de belleza y de objetos estéticamente bonitos y quizá por eso la belleza de las cosas es algo muy importante para mí y me condiciona en mis decisiones.
De hecho a mis padres no se si les tengo que dar las gracias o reprochárselo porque al final esto pone un listón muy alto en la vida.

Os voy a poner un ejemplo. Voy a un cenar y me encuentro con que en dos restaurantes la comida, el servicio es exactamente igual, pero en el restaurante 1 el espacio es muy corriente mientras que en el restaurante 2 el espacio es moderno, bonito, con estilo, pero te cobran un precio más alto. En esta situación dos tipos de personas, los prácticos vs los estéticos.

Los prácticos deciden ir al restaurante 1, total la comida es la misma y me ahorro un dinero. Es verdad que el espacio es feo, pero… si yo a lo que voy es a comer,sólo voy a estar un rato…

Los estéticos deciden ir al restaurante 2, si, es más caro pero me gusta estar ahí y es algo más que simplemente comer. El rato que estoy lo disfruto más.

Es cierto que nadie es totalmente práctico o totalmente estético. Como el yin y el yan todos los prácticos tienen algo de estéticos y todos los estéticos tiene su puntito de practicidad, pero lo cierto es que todos tendemos más a una cosa que a la otra. Japón es sin lugar a dudas lugar del mundo donde yo he visto más acentuado esta pasión por la belleza, que han hecho de la búsqueda de la belleza y la perfección una parte fundamental de su cultura.

A mi como ya he dicho antes, la belleza me afecta y mi balanza se inclina más por la belleza que por la practicidad.

Siempre me ha parecido un poco injusto ese desprecio sistemático que hay en la sociedad hacia la belleza en las personas porque es algo que uno no ha conseguido si no que le ha venido dado, como si la inteligencia y la complexión no fuesen (por poner un ejemplo) algo también determinado en los genes.

Yo disfruto viendo algo hermoso, persona, animal o cosa. Y ese disfrute me proporciona muchísimo bienestar. Pero sobre todo y lo más importante, lo que de verdad me define como amante de la belleza es que la falta de la misma me resulta insoportable ( bueno a lo mejor exagero, digamos muy muy incomoda).

Definitivamente yo soy estética. ¿Y tú?

PD. hoy mi amigo David seha definido como "esteta ahorrador"( = práctico, para mi)

Esteta
1.com. Persona que entiende el arte como un valor esencial.
2.Persona que adopta una actitud esteticista, de culto a la belleza.
3.Persona versada en estética

Aclaro, si, estetico es una palabra que me inventado yo...

miércoles, 14 de abril de 2010

Hermès

Me leo una entrevista a Beatriz Gonzalez-Cristobal, Vicepresidenta ejecutiva de Hermès y encuentro varias cosas curiosas. Algunas son personales y me llaman la atención sobre todo por que aunque deberían ser la tónica habitual y no deberíamos sorprendernos, la realidad es aun siguen siendo una excepción.


Pero no os voy a hablar de sus circunstancias personales, si no más bien de una frase que me ha dado que pensar.

Le preguntan en la entrevista. “¿Pero el lujo siempre es caro?

Y contesta: “Nosotros no nos identificamos con el lujo, sino con la artesanía de calidad y eso tiene un valor. Hay que darse cuenta de que estos objetos son compañeros de vida que permanecen en las familias por generaciones.”

Vaya, ¡qué curioso!. Hermès, la casa de lujo por excelencia reniega del lujo y vuelve al concepto de artesanía de calidad. El lujo comenzó así, con artesanos que fabricaban para los reyes y los nobles. La vuelta a los orígenes.

Desgraciadamente el lujo se ha democratizado tanto que se ha devaluado ha perdido parte de su valor. De ahí que una gran marca como Hermès quiera alejarse del concepto de lujo que impera hoy en día y haya decidido buscar uno nuevo. Y volver a donde todo comenzó me parece una idea tan buena como cualquier otra.

La importancia del momento

Este post va a ser un poco más denso que los demás. No es que esté instropectiva pero si que aviso que lleva implícita un poco de reflexión vital. Lo digo para que los que no estéis por la labor, paséis al siguiente.


Hoy ha caído en mis manos un artículo sobre la importancia del momento y el arte de hacer que las cosas ocurran.


Dice Emma Reverte que dar con el momento adecuado para que las cosas ocurran es un arte. Ya lo creo.

Yo nunca he sido defensora de las segundas oportunidades ni del “si tiene que ser para mi será “. Sin embargo a medida que pasan los años cada vez creo más en lo importante que es el timming (y con esto me acuerdo mucho de mis largas conversaciones con mi amiga Anita Staud). Con el timming ocurre lo mismo que con las noticias. La norma es que todo vaya bien, la excepción y por tanto la noticia es que algo vaya mal. No es noticia que cada día miles de aviones vuelen sin contratiempos; lo es que uno tenga un fallo mecánico. Nos lamentamos del mal timming sin percatarnos de que en nuestro día a día solemos estar en el momento adecuado la mayor parte del tiempo. Así es como conocemos a gente que nos enriquece, sin saberlo esquivamos accidentes o situaciones desagradables que nunca llegan a producirse.

Cuando lo que ocurre es que nuestro “tempo” y el de los demás parece ser incompatible es donde yo siempre oía esa frase “si tiene que ser será” y que yo odiaba tanto. Porque no era esa mi filosofía. Creía ( y creo) que el mundo era muy grande con muchas ( casi infinitas) posibilidades de interacciones y ¿ porque iba a repetirse una? ¿Qué posibilidades había de que eso sucediese? Poquísimas. Así que lo de si tiene que ser será, no era para mí. Más bien era de la filosofía del “esta no era para mi”.

Ahora me he flexibilizado un poco en esta línea de pensamiento. Quizá no era para mi, o quizá no era el momento adecuado por alguna razón que descubriré más adelante. Y esto leído en este artículo me recordó al discurso de Steve Jobs en Standford en la parte en la que dice que de vez en cuando en la vida hay que mirar atrás y conect the dots (unir los puntos literalmente). Es decir mirar hacia atrás y ver que esa puerta que se cerró fue una bendición porque te obligó a buscar otra salida que te llevó donde estás ahora.

Claro todo esto partiendo de que te gusta estar donde estás ahora.

En fin ya os dije esto llevaba un poco de reflexión vital. El momento es importante, sin más, sólo que uno tarda un tiempo en aprenderlo.