Siempre he admirado el talento. Pero dicha admiración ha ido siempre detrás de mi admiración por la calidad humana. Por eso a veces me resulta un poco difícil admirar a los gurús.
Habrá de todo, no lo niego, pero en general aquellos con un extraordinario talento terminan olvidándose de que también son humanos y se encumbran, o quizá los encumbramos en una arrogancia sin fin.
Por eso nunca he entendido a las grandes casas de moda que endiosaban diseñadores y defendían todo aquello que hacían. O peor aún, hacían depender toda una compañía de ellos.
Esta discusión la he tenido con algún amigo que trabajaba en una marca de lujo con diseñador estrella y que me afirmaba que no se les podía coartar por que "ellos marcan la tendencia" " le dicen al comprador lo que van a llevar". Me cuesta, no lo puedo evitar, porque yo vengo de un mundo donde se escucha al consumidor. Y claro ellos me respondían que "el consumidor, en moda, no sabe lo que quiere". Bueno a veces no solo pasa en la moda. No sabe que necesita algo hasta que lo tiene, véase como ejemplo todos los fans del ipad.
Pero parece que la época de los diseñadores estrella ha llegado a su fin.
Tommaso Aquilano y Roberto Rimondi han sido los últimos en caer. Gianfranco Ferrè les ha puesto de patitas a la calle. Los problemas económicos de la compañía, adquirida el pasado febrero por Paris Group, son, según la firma, las causas de su despido. Desde la debacle en marzo de John Galliano, la lista no ha dejado de engordar: Christophe Decarnin (Balmain), Vanessa Seward (Azzaro), Cédric Charlier (Cacharel) y ahora la pareja detrás de la italiana Gianfranco Ferré.
El caso Galliano demostró que en la permisivilidad al genio todo tiene un limite. Aunque a mi Galiano si hay algo que da es pena. Me pareció un pobre infeliz, borracho y solo que probablemente cayó en una trampa.
La moda pasa por la guillotina. Ni tan siquiera Karl Lagerfeld, la mente detrás de Chanel, está a salvo según algunas fuentes. Las marcas aguantan cada día menos las extravagancias de los diseñadores-estrella. Ya no les convienen. Ahora buscan Sarah Burtons (Alexander McQueen), directores creativos trabajadores, eficaces, de perfil bajo (que gracia me hace esta expresión) y formados en el seno de la casa.
¿Os he dicho que a la par del talento también admiro el trabajo duro? Pues esto ultimo me parece el triunfo del esfuerzo y el tesón. Tras el naufragio (crisis económica) las casas luchan por mantener su identidad y su esencia. Las personalidades fuertes pueden estorbar.
La era de las supermodelos llegó a su fin hace ya bastante . ¿Es este el fin de los superdiseñadores?
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Me gusta! ;-) "the more I practice the luckier I get" Jack Nicklaus
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